Muchos de nuestros recuerdos de la infancia son de la escuela. Sean buenos o no, la mayoría de los niños y jóvenes pasan la mayor parte de sus días en las aulas o en las instalaciones educativas. Según IQAir, «cada año, los niños pasan más de 1.300 horas al interior de edificios escolares». Pero a pesar de que el mundo ha cambiado enormemente en las últimas décadas, principalmente en lo que respecta a la difusión del conocimiento a través de internet, notamos que los proyectos educacionales siguen estando, de alguna manera, muy desactualizados. Como se señala en este artículo, lo ideal sería que la tipología de los espacios educativos y la configuración de las aulas se adaptaran a formas más contemporáneas de enseñanza y aprendizaje, no necesariamente en la organización habitual de pupitres alineados con un profesor al frente. Pero es importante que los análisis no se detengan ahí. Todas las superficies y materiales tienen una influencia importante tanto en el bienestar como en el aprendizaje de los usuarios del espacio.
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